Usada de día, de noche y si se puede de madrugada, desgastada, llamada alfombra de casa hasta por algunos seleccionados, a la gramilla sintética del Saprissa le quedaba al menos el orgullo de no haber servido nunca de alfombra para un triunfo liguista en un clásico. Hasta anoche.
La Liga la usó para lucir su victoria en un juego de vértigo, de dominio alterno, donde ningún marcador hubiese parecido injusto. Estaba para cualquiera y Alajuelense dijo ¡ya es hora!
La táctica y la estrategia se hicieron a un lado. ¡Quítate que voy! -dijeron la entrega, el corazón, el atrevimiento, el ímpetu y hasta la ansiedad de aquellos actores secundarios, anoche en escena a falta de unos y otros, por lesiones o sanciones, a falta de los Centeno, los Gabas, los “Pupy” López o los Oviedo-. ¿Quién los extraña? Yo no. Myers sí, no lo dudo. Pilares de sus equipos , bienvenidos al próximo juego, pero en el de anoche, muchas gracias.
Los “viejillos” como Marín y Cordero tuvieron que sudarla, a veces sufrirla y hasta sangrarla en el caso del manudo, con una herida cerca del ojo, codeado en uno de tantas choques aéreos. Cordero chocó menos, pero Argenis le puso a prueba la cintura y después el corazón (con esa pelota robada frente al área).
Fue la noche de los carajillos, como salida de Peter Pan en “La Tierra del Nunca Jamás”, donde todos son niños por siempre, entregados al juego, colgando de amarras, saltando por la borda de un barco sin mar.
El verdadero homenaje para el técnico Rónald González no fue el puntapié de honor, sino los cuatro juveniles titulares, los morados Oviedo y Guzmán contra los manudos Estrada yUreña. Solo faltó el ex mundialista Josué Martínez, con el desequilibrio que no tuvieron los atacantes morados.
Dieron la talla los “Carasucias”, como los llamó una pancarta en el estadio. Y el estadio lo reconoció sin fanatismos: más de un aficionado morado incluso apludió al liguista Ureña, un atacante majedero, de pelear cada pelota, y obligar a la falta.
Los morados tampoco se quedaron atrás, pero el atrevimiento de Oviedo y los cañonazos y centros de Guzmán no tuvieron recompensa. Mejor noche tuvo Estrada, pequeño y habilidoso, que encaja bien en Peter Pan. Con su gol de penal, la Liga ya podía entrar sobre la alfombra “maldita” a “la Tierra del Nunca Jamás”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario